El regalo de los dioses

Hace poco leí un artículo científico en el que decían que nuestro cerebro no es capaz de ver aquellas formas que no conoce ni ha visto nunca, y que tampoco puede asociar a otras formas que conoce. Y de ese pensamiento nació este micro.


-¿Qué es aquello? –preguntó Itzamná a su hermano Tohil, señalándole unas diminutas manchas que se movían por la línea del horizonte.
-¿Qué es qué? –respondió Tohil quien, por más que forzaba la vista, no veía más que el inmenso océano.
Los dos indios se sentaron en la arena bajo unas palmeras a observar aquella leve sombra desconocida. La sombra empezó a tomar forma. La forma empezó a cobrar vida.
-Puede ser una criatura mágica o un regalo de los dioses...


Sin ser visto, Hernán Cortés acababa de conquistar a los Mayas.

Cristina Ruiz Gallardo, Barcelona, diciembre 2013


De lavanda y mentiras

El amor es la emoción humana que mueve el mundo. Dicen que no podemos elegir de quién nos enamoramos. Este micorrrelato nació de esa idea.


Se abrió la puerta del templo y entró, hermosa y radiante. Parecía flotar a través del pasillo que la llevaba al altar, vestida de lavanda y adornada con su mejor sonrisa. Marcos la miraba hipnotizado, vestido de chaqué y esperanza. El Ave María de Schubert iba desgranando sus acordes, acercándola más y más al altar. Llegó al final y se colocó enfrente del novio. Él sonrió embriagado. “Nunca podré amar a nadie como te amo a ti” pensó. Ella, serena, se apartó  a un lado y ambos giraron su rostro hacia la entrada.

-En pie –dijo el cura.


La marcha nupcial anunciaba que entraba la novia.



Cristina Ruiz Gallardo, Barcelona, diciembre 2013