De lavanda y mentiras

El amor es la emoción humana que mueve el mundo. Dicen que no podemos elegir de quién nos enamoramos. Este micorrrelato nació de esa idea.


Se abrió la puerta del templo y entró, hermosa y radiante. Parecía flotar a través del pasillo que la llevaba al altar, vestida de lavanda y adornada con su mejor sonrisa. Marcos la miraba hipnotizado, vestido de chaqué y esperanza. El Ave María de Schubert iba desgranando sus acordes, acercándola más y más al altar. Llegó al final y se colocó enfrente del novio. Él sonrió embriagado. “Nunca podré amar a nadie como te amo a ti” pensó. Ella, serena, se apartó  a un lado y ambos giraron su rostro hacia la entrada.

-En pie –dijo el cura.


La marcha nupcial anunciaba que entraba la novia.



Cristina Ruiz Gallardo, Barcelona, diciembre 2013

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